Historia de los piercings
Los esquimales, a pesar de que esto es muy desconocido, son los que originariamente emplearon los piercings de nombre "labrets", que en su mundo se practicaba en los jóvenes que pasaban de ser niños a adultos responsables con cualidads y aptitudes ya para salir a cazar con sus mayores.
Otro de los orígenes de la perforación corporal está en las tribus masai, en concreto en la población femenina, que deforman su cavidad bucal con discos para aumentar de tamaño la boca y alargan sus lóbulos llevando unos carretes metálicos de gran tamaño.

Los guerreros Potok: portan en su boca un disco labial y se atraviesan el tabique nasal con una hoja de árbol.
Las mujeres de Nueva Guinea atraviesan con una espina de pez las aletas nasales y el tabiqu, mientras que los hombres llevan en el tabique dientes de pez.
Los Tinglits: En las mujeres de esta tribu se agujerean su cuerpo como muestra de paso de la la pubertad a una madurez en todos los sentidos, pero sobre todo sexual.
Las tribus Sioux, hacían a los jóvenes someterse a una prueba consistente en perforarse el pecho con garfios colgándose con cuerdas a un árbol hasta lacerar la piel, de esta forma demostraban que estaban preparados para ser guerreros.
Los antiguos mayas practicaban el piercing perforando el labio, nariz y orejas con las joyas mas caras que podían permitirse. Los indios Cashinawa se perforaban la nariz para insertarse plumas de colores que indicaban su rango.
La capacidad de tolerar el dolor también está relacionada con el paso de la adolescencia a la madurez por lo que en ocasiones se conmemoraba mediante la realización de piercings.
En algunas tribus de Borneo hacían perforaciones en la región de los genitales masculinos y los jóvenes llevaban implantes de hueso en el glande.
En otras culturas el piercing está asociado a una técnica decorativa como también son los tatuajes
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